Ella es jazz

Hoy, martes 25 de abril de 2017 se cumplen cien años del nacimiento de Ella Fitzgerald. Es un año de muchos centenarios: ese mismo año se editó el primer disco de jazz, de la Original Dixieland Jazz Band. No se puede entender el swing, el jazz y la música norteamericana sin Ella. Según la biografía conocida, que se puede leer en la wikipedia y otros, nació el 25 de abril de 2017 en Newport News, creció en la pobreza de la Depresión y se trasladó a Harlem en Nueva York a los quince años cuando perdió a su madre, en 1932.

Poco después la descubrió Chick Webb, que lideraba la orquesta del Savoy Ballroom, cuando ganó un concurso de talentos amateur cantando en el famoso Teatro Apolo. Chick la llevó al Savoy y la convirtió en la cantante de su banda con solo 17 años, lo demás es historia. Su colaboración fue fructífera: el swing nació en Harlem, en el Savoy concretamente, de la mano de Ella y Chick, conocido también como el “Rey del Swing”.  Nos han dejado grandes temas bailables de esta época, pero su verdadero estrellato comenzó con el éxito A Tisket, A Tasket en 1938. Cuando Chick murió prematuramente en 1939 por sus problemas de salud,  Ella pasó a liderar la orquesta de Chick Webb durante algunos años más.

Lo que quizá no sea tan conocido es que Ella Fitzgerald también bailaba Lindy, y que antes que cantante había querido ser bailarina. Demuestra la afinidad que existía entre los músicos y bailarines, que se inspiraban mutuamente.  Llegó a decir más tarde: “Nunca me consideré una cantante. Lo que yo en verdad quería era bailar” (Tales of the Swing Age). Noche tras noche, Ella cantaba en el Savoy, y lo jóvenes lindy hoppers, Frankie Manning y Norma Miller entre otros, acudían a bailar. La sintonía entre músicos y bailarines era absoluta. En sus primeros años fueron incluso compañeros de gira.

Ella no solo creó el swing, siguió evolucionando como cantante de jazz a lo largo de su carrera que abarca todas las épocas y músicos de jazz del siglo XX, del swing al bop y el cancionero de Cole Porter. Es por ejemplo una de las grandes cantantes de “scat” junto con Louis Armstrong: la voz como instrumento musical de jazz, la voz como emoción y libertad, todo en uno, sin palabras. Incluso en los temas más melancólicos escuchar a Ella nunca produce desesperanza, siempre se vislumbra el optimismo de su vitalidad. Siempre, siempre, tiene swing.

Y por poder seguir disfrutando y bailando sus temas, gracias Ella.

Me disculpo por la brevedad porque van a dar las doce y no quería dejar pasar esta fecha. Lo mejor es escucharla: afrontemos la música y bailemos.

Undecided, Ella and the Chick Webb Orchestra

Blue Skies, Ella Fitzgerald

100 Songs for a Centennial, Spotify 

bardu

Ella Fitzgerald Foundation