Juke Box Love Song (Langston Hughes)
Podría tomar la noche de Harlem
y arroparte con ella,
Tomar las luces de neón y hacer una corona,
Tomar los buses de la Avenida Lenox
Taxis, metros,
Y por tu canción de amor acallar su ruido.
Tomar el latido de Harlem,
Hacer un redoble de tambor,
Ponerlo en un disco, dejar que gire,
Y mientras lo escuchamos tocar,
Bailar contigo hasta el amanecer–
Bailar contigo, mi dulce morena de Harlem.(Selected Poems of Langston Hughes, p227. Traducción de la autora).
Incluso Billie Holiday a los 13 años ya sabía que tenía que ir a Harlem. ¿Por qué quería ir todo el mundo a Harlem? Este barrio de Nueva York ejercía una poderosa atracción sobre los afroamericanos de todo tipo de origen en las primeras décadas del siglo XX. En los años 20 Harlem se convirtió en el hogar del movimiento del nuevo negro (New Negro Movement) en los EEUU, el primer movimiento por los derechos civiles encabezado por organizaciones como la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, según sus siglas en inglés) o la National Urban League; y en punto de encuentro para la cultura negra –en política, literatura, arte y música; un fenómeno que también se conoce como el Renacimiento de Harlem (oficialmente inaugurado en 1925). Originalmente un asentamiento holandés del siglo XVII, Harlem había experimentado varios influjos migratorios, pero en las primeras décadas del siglo XX se convirtió en el principal destino para la Gran Migración de afroamericanos que huían de la opresión y de las leyes segregadas (leyes de Jim Crow) del Sur en busca de mejores oportunidades en el Norte (Chicago sería otro destino importante).
Ningún sitio logró captar el espíritu de su tiempo como Harlem. Atraía a los intelectuales y artistas negros (los “nigeratti” según el término inventado por Zora Neale Hurston) — escritores como Langston Hughes (o la misma Neale Hurston), artistas como Aaron Douglas, músicos como Duke Ellington….pero también atraía a los afroamericanos de a pie que luchaban por la supervivencia y el respeto. Aquí he reunido algunas impresiones de Harlem.
Elmer Simms Campbell. Un mapa de locales nocturnos de Harlem, 1932.
Durante los años 20 y 30 Harlem encarnó el nuevo espíritu de la Era del Jazz y del Swing, con una influencia que llegaba más allá de la comunidad afroamericana, Nueva York o los EEUU. Aquí tocaban los mejores músicos y aquí nació el swing. Era el sitio de moda para salir por la noche, y no había escasez de locales, como vemos en esta imagen de 1932: el Cotton Club, el Teatro Apollo, el Savoy, Small´s Paradise e incontables clubes, salones de baile, teatros y bares clandestinos atraían a los juerguistas (blancos) del centro de Nueva York – incluyendo a muchas estrellas de Hollywood y Broadway como Marlene Dietrich, Clark Gable o Tallulah Bankhead. Harlem ofrecía la mejor oportunidad para saborear la libertad de la Era del Jazz.
Romare Bearden (artista) visitaba el Savoy Ballroom a menudo en los años 30:
“Los mejores bailes del mundo ocurrían aquí, y la mejor música…Querrías estar en Harlem o en París entonces. Eran los dos sitios donde estaban pasando cosas’
(Malone, Jazz Music in Motion).
Introduction for a blues queen (Uptown at Savoy), Jazz Series, 1979. Romare Bearden
Norma Miller (“Reina del Swing”) en una entrevista reciente para la BBC:
“Harlem era el paradigma de un pueblo que había descubierto una cierta libertad, así que cualquiera que pudiera andar, correr, bailar…venía a Harlem. Era el único lugar donde una persona negra podía sentir que tenía libertad”.
(Norma Miller, Entrevista de la BBC, febrero 2014)
Duke Ellington
Take the ‘A’ Train (vídeo)
Esta canción fue escrita en 1939 por Billy Strayhorn y Duke Ellington en referencia a la línea de metro de Nueva York que une Brooklyn con Harlem y se convirtió en la canción insignia de la banda de Duke Ellington. Aquí la tocan el Duque y su banda en una versión de 1943 para la película Reveille with Beverly.
“Harlem, para nosotros, tenía de verdad la atmósfera más glamurosa del mundo. Teníamos que ir allí.”
(Ellington, Music is My Mistress, p36)
Llegar a Harlem
La madre de Norma Miller, Zalama Barker, tenía sólo 15 años cuando emigró desde Barbados hasta Nueva York, entonces una travesía de dos semanas por mar:
“Iba camino de Nueva York – esa ciudad magnífica de la que tanto había oído hablar iba a ser su hogar. Estaba especialmente emocionada con ver el sitio del que más había oído hablar, donde iba toda la gente de color – Harlem.’
(Miller, Swingin’ at the Savoy p.5)
Billie Holiday describe su llegada en su autobiografía Lady Sings the Blues:
El abuelo me dejó en el tren con un billete a Long Branch, donde Mamá me estaría esperando. Pero en cuanto subí al tren decidí que Long Branch me importaba un comino y que de alguna manera llegaría a Harlem. Me arranqué la etiqueta y resolví apearme del tren en Nueva York y luego coger el metro a Harlem; lo pasaría bomba y luego me pondría en contacto con mi madre.
Sólo tenía 13 años pero estaba muy espabilada para la edad. Viajaba ligera de equipaje – salvo la cesta con pollo [de la abuela] – pero viajaba.
(Holiday, Lady Sings the Blues).
Billie Holiday experimentó la cara oscura de Harlem antes de convertirse en una estrella, pasando algún tiempo en un refugio para niños y en prisión.
Ralph Ellison (escritor). Describe las impresiones del protagonista de su novela Invisible Man cuando llega por primera vez a Harlem, proviniente del Sur:
“Nunca había visto tanta gente negra sobre un fondo de edificios de ladrillo, luces de neón, cristaleras y tráfico estruendoso – ni siquiera en los viajes que había hecho con el club de debates a Nueva Orleans, Dallas o Birmingham. Estaban en todas partes. Tantos y moviéndose con tanta tensión y ruido que no sabía a ciencia cierta si estaban a punto de celebrar una fiesta o de meterse en una pelea. Incluso vi chicas negras sirviendo los mostradores del Five and Ten al pasar. Entonces en el cruce me quedé de piedra al ver un policía negro dirigiendo el tráfico -–y había conductores blancos entre el tráfico que le hacían caso como si fuera lo más natural del mundo. Sí, claro que había oído hablar de esto, pero esto era real. Me dio coraje. Esto realmente era Harlem…el veterano tenía razón: para mí esto no era una ciudad de realidades sino de sueños, quizá porque siempre me había imaginado mi vida dentro de los confines del Sur.
(Ellison, Invisible Man, p159).
Calle de Harlem
Hubo muchos más que siguieron este viaje a Harlem: Ella Fitzgerald, Ethel Waters, Lena Horne, Josephine Baker (aunque a Baker no le impresionó tanto y pronto se fue a París) y un largo etcétera.
Harlem, Meca del Nuevo Negro
Harlem estaba en pleno apogeo –pero no todo era swing. El movimiento del nuevo negro (New Negro Movement) lo lideraron figuras como W.E.B DuBois, líder de la NAACP o el filósofo Alain Locke. Creían que una nueva literatura y un nuevo arte negro eran fundamentales para que los afroamericanos consiguieran igualdad de estatus y derechos.
Harlem Mecca of the New Negro – Survey Graphic (March 1925), Ed. Alain Locke
Portada de ‘Harlem Mecca of the New Negro’, Survey Graphic, marzo 1925.
Alain Locke en su ensayo “Harlem” de 1925:
‘Sin pretender su significado político, Harlem tenía que jugar el mismo papel para el Nuevo Negro que Dublín había jugado para la nueva Irlanda o Praga para la nueva Checoslovaquia.’
(Locke en Levering Lewis, When Harlem was in Vogue).
¿Era Harlem un suburbio desfavorecido? Harlem, que ya se había convertido en un barrio mayoritariamente negro en los años 20, ofrecía oportunidades y posibilidades para los americanos negros que no existían en otras zonas de los EEUU, sin embargo, la pobreza era un problema extendido, como se desprende de los testimonios de aquella época.
David Levering Lewis:
“Las estadísticas de Harlem eran terribles…Lo que ocultaban las estadísticas era el ambiente al norte de Central Park. A pesar de sus contradicciones….la única certeza que compartían casi todos los que vivían allí era que Harlem no era ningún suburbio deprimido. Gueto, quizás. Suburbio, nunca.[…] Quizá el trabajo y el dinero escaseaban, y los blancos poseían más del 80 por ciento de la riqueza de la comunidad, pero la gente corriente de Harlem –no sólo los abanderados de los derechos civiles o los talentos exultantes de provincias, rezumaban una confianza orgullosa que una vez perdida no se volvería a repetir.”
(Levering Lewis, When Harlem was in Vogue p109).
El mayor legado de Harlem seguramente sigue siendo la música (y el baile):
Ella Fitzgerald canta Drop me Off in Harlem, de Duke Ellington
Y ¿Quién no querría ir a Harlem si pudiera?
Banda sonora
Take the ‘A’ Train (Duke Ellington and Billy Strayhorn, 1939)
Drop me Off in Harlem (Duke Ellington, 1933)
Bibliografía
Ellington, Duke, Music is my Mistress. New York: Da Capo Press, 1973.
Ellison, Ralph Invisible Man. New York: Penguin, 2014.
Holiday, Billie, Lady Sings the Blues (traducción Iris Menéndez). Barcelona: Tuesquets Editores, 1990.
Langston, Hughes, Selected Poems of Langston Hughes. New York: Vintage Books, Random House Inc., 1959.
Levering Lewis, David, When Harlem Was in Vogue. New York: Penguin, 1979.
Malone, Jaqui, ‘Jazz Music in Motion’, The Jazz Cadence of American Culture, Chapter 18. Ed. Robert G. O’Meally. New York: Columbia University Press, 1998.
Miller, Norma, Swingin’ at the Savoy. Philadelphia: Temple University Press, 1996.
Miller, Norma, BBC interview, Feb2014 https://youtu.be/kflv49JTDZE